viernes, 15 de julio de 2011

Oliverio Castañeda de León

nació en la ciudad de Guatemala el 12 de octubre de 1,955, fue elegido como secretario de finanzas para posteriormente ser nombrado como  Secretario general el 22 de mayo de 1978.
                Él estuvo muy implicado en actividades políticas y organizó muchas marchas de protesta contra el Gobierno en respuesta a violaciones de los derechos humanos. Un hecho que le condujo  a un mayor número de seguidores y de igual manera credibilidad hacia su posición, fue su liderazgo encabezando las protestas enérgicas ante el gobierno  por la masacre que se produjo en Panzos el 29 mayo de 1978
      En septiembre de 1978, ayudó a organizar una huelga general para protestar por fuertes aumentos en las tarifas de transporte público, el Gobierno respondió duramente, dando como resultado la muerte de docenas de manifestantes y muchos más heridos, al verse el gobierno manchada su labor termino accediendo a las demandas de los manifestantes, incluyendo el establecimiento de un subsidio de transporte público. Temeroso (el gobierno) de que esta concesión animaría a más protestas, el Gobierno militar, junto con los escuadrones de la muerte estos grupos patrocinados por el estado de paramilitares, genera una situación insegura para Castañeda y otros líderes públicos. El 6 de octubre, una ex Directiva del correo y el sindicato de los trabajadores de Telegraph fueron asesinadas por un escuadrón de la muerte
      El 19 de octubre, la víspera de una marcha tradicional para conmemorar la revolución de 1944, una amenaza de muerte contra 39 ciudadanos fue hecha por el ejército de anticomunista autoproclamado Ejército Secreto Anticomunista (ESA), una lista que incluye el nombre de Oliverio Castañeda. Debido a los acontecimientos recientes, se han adoptado medidas para proteger a Castañeda incluso antes de estas amenazas. Sin embargo, él y otros líderes decidieron participar en la marcha de 20 de octubre.
      La marcha concluyó sin incidentes en el Parque Centenario, cerca del Palacio de Gobierno (Palacio Nacional), donde Castañeda dio un discurso en el que señaló las violaciones a los derechos humanos que afectan a las fuerzas de seguridad del Estado. Las famosas últimas palabras de su discurso, "pueden matar a nuestros dirigentes, pero como siempre hay personas, habrá revolución", fueron trágicamente visionarias. Alrededor de las 13 horas, él y un grupo de estudiantes caminado lejos del parque y cuando atravesaron la Sexta Avenida, (una calle principal de la ciudad de Guatemala), comenzaron a darse una serie de disparos, y un hombre bajándose de un vehículo abriendo fuego con una ametralladora contra Castañeda. El último fue alcanzado por una bala y cayó e inmediatamente después de esto otro hombre saliendo de otro vehículo le dio el golpe de gracia. Los autores dejaron la escena del crimen sin la intervención de los policías en los alrededores, y Castañeda murió poco después de que debido a lo letal de las varias heridas que le proporcionaron, otro grupo de personas resultaron heridas durante el tiroteo. El disparo que le ocasiono el fin de su existencia fue una evidencia que Castañeda había sido víctima de un ataque deliberado,  siendo esto prácticamente el mismo accionar que se habían tomado anteriormente en referencia a otros casos similares que efectuaron a los líderes estudiantiles, estando ello vinculado a un discurso de Gobierno acusando a la Universidad de San Carlos de Guatemala, de ser un activista subversivo.
Días después se realizo una masiva manifestación donde se repudiaban y rechazaban el asesinato del joven líder estudiante.

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