viernes, 15 de julio de 2011

Celso Lara Figueroa

Lara Figueroa nació en 1948. Historiador, antropólogo, poeta y músico guatemalteco. Estudioso de la cultura popular
Celso A. Lara Figueroa nació en 1948. Historiador, antropólogo, poeta y músico guatemalteco. Estudioso de la cultura popular. Es autor de artículos y ensayos académicos reunidos en diversas colecciones y publicados en Guatemala, América y Europa. Es columnista del Diario La Hora" (Guatemala) y director de revistas científicas internacionales como Folklore Americano (México) y Oralidad (Cuba).
Algunas obras publicadas:
"Contribución del Folklore al estudio de la Historia" (1977)
"Las Increíbles hazañas de Pedro Urdemales en Guatemala" (1980)
"Leyendas y casos de la tradición oral de la Ciudad de Guatemala" (1973)
"Por los Viejos Barrios de la Ciudad de Guatemala" (1994, 15a.ed.)
"Cuentos y Consejas Populares de Guatemala" (1990)
"Cerámicas Populares de Guatemala" (1991)
"Viejas leyendas de Guatemala, vueltas a contar" (1980)
"Cuentos Populares de Encantos y Sortilegios de Guatemala" (1992)
"Leyendas de Misterio, Amor y Magia" (1995, 2a.ed)
El Carro de Piloto, los viernes de cuaresma:
El carro de piloto es una leyenda propia de los viejos barrios de la Nueva Guatemala para los Viernes de Cuaresma. Se encontró principalmente en los barrios antiguos: La Merced, El Sagrario, La Recolección y El Zapote fue también posible hallarla en otros lugares pero siempre referida a los barrios antes mencionados.
Ciñéndose a las versiones populares, el prototipo de la leyenda dice así:
El carro de piloto es un carretón que recorre la ciudad a altas horas de la noche, los días viernes, echando chispas a su alrededor.
El personaje que conduce el carro, "no fue más que un bolo, mulero de El Zapote", que por sus malas acciones se lo ganó el diablo, y anda asustando a medio mundo aquí en la ciudad, especialmente a los que se les pasa la mano con el guaro".
En cuando al nombre "piloto" vale la pena decir algunas palabras: es bastante difícil discernir el origen de la leyenda, ya que la tradición popular lo ha olvidado. El hecho real que dio origen a esta leyenda es un tiempo indeterminado al entrar en proceso de folklorización, se perdió el nombre propio del cochero en la mentalidad colectiva, quedando así únicamente el nombre de su oficio: piloto.
Este anonimato es precisamente uno de los elementos que caracterizan los hechos folklóricos, netamente populares.  

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