Es sin lugar a dudas, el deportista más destacado de Guatemala, pues consiguió numerosos e importantes triunfos para el país, durante los 16 años que dedicó al atletismo (1941-1957).
En 1946 destacó en los Juegos de Barranquilla y en 1950 ganó el maratón centroamericano de 21 kilómetros en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, que se celebraron en Guatemala. También participó en la Olimpiada 1952, en Helsinki, Finlandia.
Destacó en las carreras de 10,000 metros planos y su máximo triunfo internacional, fue ganar la maratón olímpica de 42 kilómetros, (con tiempo de 2:31:53) el 19 de abril de 1952, en Boston, Massachussetts, Estados Unidos. Este famoso éxito hizo estremecer de emoción a millones de guatemaltecos.
Fue en ese año, y gracias a ese logro, que el gobierno de la República de Guatemala le hizo homenaje, al bautizar con su nombre al estadio nacional, que desde entonces se llamó: "Estadio Nacional Mateo Flores".
Mateo Flores se graduó de profesor de Educación Física, profesión que siguió desempeñando luego de retirarse, dejando su legado en los jóvenes que, como él, estaban interesados en el deporte.
En marzo de 1991, recibió como homenaje y reconocimiento personal, el Galardón "La Ceiba de Oro", por sus proezas como deportista destacado guatemalteco.
En 1946 destacó en los Juegos de Barranquilla y en 1950 ganó el maratón centroamericano de 21 kilómetros en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, que se celebraron en Guatemala. También participó en la Olimpiada 1952, en Helsinki, Finlandia.
Destacó en las carreras de 10,000 metros planos y su máximo triunfo internacional, fue ganar la maratón olímpica de 42 kilómetros, (con tiempo de 2:31:53) el 19 de abril de 1952, en Boston, Massachussetts, Estados Unidos. Este famoso éxito hizo estremecer de emoción a millones de guatemaltecos.
Fue en ese año, y gracias a ese logro, que el gobierno de la República de Guatemala le hizo homenaje, al bautizar con su nombre al estadio nacional, que desde entonces se llamó: "Estadio Nacional Mateo Flores".
Mateo Flores se graduó de profesor de Educación Física, profesión que siguió desempeñando luego de retirarse, dejando su legado en los jóvenes que, como él, estaban interesados en el deporte.
En marzo de 1991, recibió como homenaje y reconocimiento personal, el Galardón "La Ceiba de Oro", por sus proezas como deportista destacado guatemalteco.
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